He visitado los tanneries de Marrakech dos veces: la primera, en mi primer viaje a Marruecos; la segunda, muchos años después. Los tanneries son lugares donde se trabaja y tiñe el cuero de forma artesanal, siguiendo técnicas que se usan desde hace siglos. Aunque el lugar es el mismo, la forma en que lo viví fue muy distinta: la primera vez todo me sorprendió, los colores, los olores y el movimiento de los artesanos; la segunda, años después, lo disfruté con más calma, fijándome en detalles que antes no había notado.
Primera visita: sorpresa, impacto… e inseguridad
La primera vez que llegué, no había casi turistas por la zona.
Y claro, cuando no conoces Marrakech, eso suma un punto de incertidumbre.
Probablemente te pase lo mismo:
mientras paseas por el zoco, varios chicos se acercarán diciendo frases como:
“¡Qué suerte, hoy están abiertos!”,
“Solo hoy, rápido, ven, te enseño los curtidores”
o el famoso “yo trabajo allí, te acompaño”.
La realidad es sencilla:
👉 los tanneries están abiertos todos los días.
No “solo hoy”, no “solo esta hora”.
Pero forman parte del encanto y del caos natural de Marrakech.
Al final, acepté una de esas invitaciones y entré.
Te dan un puñado de menta (créeme, la vas a agradecer cuando menos te lo esperes) y te hacen un pequeño tour explicándote el proceso del cuero.
El olor es fuerte, el ambiente es muy auténtico y las imágenes parecen de otra época.
Después de la visita, te llevarán a una tienda donde te enseñan el resultado final:
chaquetas, bolsos, cinturones… La artesanía aquí es impresionante.
Y algo que debes saber:
al final del recorrido te pedirán dinero a cambio de la visita.
Suelen pedir un importe bastante alto, pero no es obligatorio dar lo que te dicen.
Tú da lo que consideres justo; cualquier ayuda es buena para ellos.
Segunda visita: la misma escena, pero otra yo!
Años después volví, ya con Marruecos muy recorrido y esa confianza que te da entender cómo funciona el país.
Esta vez no sentí esa inseguridad inicial.
Las calles eran las mismas, los “solo hoy” eran los mismos…
pero yo ya sabía que es parte del ritual del lugar.
Pude observar mucho más:
los artesanos concentrados, las pozas llenas de colores vibrantes, el proceso de teñido, las manos trabajando sin pausa.
Detalles que la primera vez, entre el impacto y el caos, simplemente no vi.
Y me di cuenta de algo:
La experiencia no cambia… cambias tú.
Cuantas más veces visitas Marruecos, más entiendes su ritmo, su espontaneidad, su forma única de mostrarte las cosas.
¿Mi recomendación?
Si es tu primera vez, ve sin prisa, con mente abierta y con menta en el bolsillo 😄
Es una experiencia intensa, real y muy distinta a lo que vemos normalmente como turistas.
Si vuelves después, la vivirás de forma más tranquila y profunda.
Al final, visitar los tanneries de Marrakech es una elección personal.
Algunos viajeros disfrutan mucho la experiencia, otros prefieren centrarse en otros rincones de la ciudad. Lo importante es ir con la mente abierta y decidir por ti mismo si quieres vivirla.
💡 Dato importante: los tanneries de Marrakech no tienen nada que ver con los de Fez, los que solemos ver en Internet. Aquí no hay postales infinitas de pozas, pero la experiencia sigue siendo auténtica y única.